De regreso a casa
El viernes 20 de junio, regresando de un taller en Cuernavaca, Mor.; tuve la alternativa de tomar por el periférico hacia el norte para tomar rumbo a Toluca/Metepec la ciudad dónde vivo actualmente o, seguir de frente por la Avenida de Los Insurgentes. Viernes por la tarde, a sabiendas de que el tráfico – sin ser viernes de quincena -, sería de miedo. Realmente ya no llevaba prisa eran alrededor de las 14:30 hrs. y no había comido así que, mi única preocupación era encontrar un lugar – cualquiera de los que ya hubiera conocido en mis más de 40 años en Chilangolandia – que me permitiera comer un buen “pellejo” (léase un buen corte de carne) -. Opte por observar como estaría Insurgentes y me encaminé por esta ruta admirando Ciudad Universitaria, recordando mi época del 68 en la Facultad de Veterinaria y me emocioné de ver el edificio de Rectoría y de los murales de Siqueiros, los estudiantes de intercambio y uno que otro paisano perdido en su búsqueda interior y en como encontrar a esa hora un medio de transporte, el que fuera y como fuera.
Mi intención era como lo comenté, observar. Ser un chilango refugiado en Metepec desde hace ya más de 17 años me permitiría redescubrir a la que fue mi ciudad natal …, y, ¡Vaya que la redescubrí! Aproximadamente un 80% de los restaurantes en donde alguna vez tuve comidas o desayunos o ya no existían o fueron remplazados por restaurantes tipo “fast-food” el otro 20% me parecía estar esperando. Sin embargo continué por Insurgentes y me daba cuenta de que ya no pertenecía a esta ciudad, cuando menos ya no del todo. Sus calles han cambiado en su sentido de circulación, las personas todavía van con mucho mayor prisa de la que yo conocí, la tardanza diaria que yo viví en lo finales de los 80´s de manejar de 3 a 4 hrs. diarias yo creo que hoy bien pudieran ser fácilmente de 5 ó 6 horas. No sé si fue la añoranza o el deseo de experimentar ese olor a smog, la prisa o carrera de ratas, el estres o incluso la inseguridad lo que yo nuevamente viví, pero; curiosamente sin la prisa de los demás… Fue una sensación muy especial, demasiado especial diría yo. Realmente después de haber vivido por más de 40 años ahí, ese mundo cunado menos, ya no es el mismo aunque algunas cosas parecieran haberse detenido en el tiempo otras simplemente ya no son ni serán las mismas, ¡Nunca más!
Observé y observe, el metrobús con su calle especial estorbando para unos – los automovilistas -, ayudando para otros - los que no tienen la oportunidad de contar con un automóvil -; las personas manejando sus carros a mi alrededor con sus ventanas hasta arriba tal vez por el miedo – lo más seguro o por su aire acondicionado, preocupadas por los tiempos, por el llegar a una cita o regresar a trabajar y, ¿Yo? Sin ninguna prisa simplemente observando…, las esquinas repletas de transeúntes dispuestos a arriesgarse a pasar toreando los coches y llegar sanos y salvos al otro lado de la calle, los “valet parking” dispuestos a todo con tal de ganarse una propina o ver algún cuerpo de mujer bajarse de un hermoso auto ultimo modelo. En fin un Distrito Federal en pleno viernes visto desde el puesto externo de un observador sin prisa y sin tiempo que perder, al contrario con todo por ganar. Un observador que se dio cuenta de que ya no pertenecía ni al tiempo ni al lugar pero que sin embargo su esencia todavía vaga en esta al mismo tiempo hermosa y terrible megalopolis.
Concreto, smog, humo, multitudes llenas de prisa, ansias y temores; millones de autos y medios de transporte varios, poco verdor mucho gris, pobres y ricos, en fin esa es y sera siempre mi ciudad…
¡Gracias a Dios ya era viernes y yo, sin prisa!
1 comentario:
Padre este blog si me gusto, aunque realmente me hubiera gustado saber mas de tu experiencia en una de las ciudades mas hermosas del mundo el D.F. y lo digo por su diversidad ademas de que no le pide nada a ninguna otra gran metropoli del mundo pero pues al menos lei un poco de lo que te acontecio y me dio gusto, te madno un abrazo esperando te encuentres a todas maracas en la tierra inca.
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