
"Todo lo que viene tiene que irse. Venir e ir es una ley de la vida que nada detendrá. No, nada la puede detener y nada la debe detener."
Yogi Bhajan
Entramos ya a la recta final de esta etapa de preparación para nuestro encuentro intensivo en septiembre. El libro que estaremos reflexionando es obra clásica en la literatura sobre el liderazgo y la gestión personal: Los 7 Hábitos de las Personas Altamente Efectivas. Su autor, Stephen Covey, emplea en otro de sus libros una metáfora que queremos compartir con ustedes. Él considera que los seres humanos somos en gran medida como aviones con el propósito de llegar al destino planteado. Lo curioso del asunto es que aproximadamente el 90% del tiempo los aviones se encuentran fuera de la que sería la ruta ideal, más corta y más directa, porque tiene que sortear toda clase de dificultades (tormentas, corrientes de viento, tráfico aéreo, etc.) ¿Cómo es posible que el avión llegue a su destino incluso con tan adversa probabilidad si consideramos ese desvío constante de su ruta? Creemos que hay razones muy importantes, una es la claridad en el destino al que se desea llegar, otra es la oportunidad de recibir información que le permite hacer los ajustes necesarios para no desviarse definitivamente de su camino. En este sentido sería importante también considerar que el piloto del avión no puede simplemente reaccionar a una tormenta regresando al aeropuerto porque la tormenta "no desea" que pasen, tampoco sería lógico empecinarse en seguir una ruta que no respeta las rutas comerciales de aviación. El piloto debe proponer, hacer lo mejor que puede para enfrentar a las circunstancias, utilizar todos los recursos que tenga a la mano para sortear esas dificultades y llevar a su tripulación y pasajeros a puerto seguro.
El problema es que en ocasiones no asumimos que somos nosotros los pilotos del avión y simplemente estamos esperando a que el tiempo de vuelo se acabe y lleguemos, no importa a donde sea ni como sea. Creemos que esta primera parte del libro de Covey nos invita a darnos cuenta de que el rumbo de nuestra vida está en nuestras manos, empezando por cuestionar las ideas no reflexionadas que podamos tener al respecto. Lo curioso es que cuando la gente habla de liderazgo, normalmente no tienen en mente esta parte del proceso; la victoria privada queda sepultada bajo un montón de técnicas superficiales que buscan lograr que los demás hagan lo que nosotros queremos. Lo preocupante es que si no trabajamos en cuestionar y ajustar nuestros paradigmas a la realidad, en controlar nuestras reacciones haciéndonos cargo de la manera en que enfrentamos nuestra vida; si no buscamos definir el destino hacia el cual queremos conducir nuestra vida, así como ser congruentes en la definición de nuestras prioridades, esa victoria pública no tendrá fundamentos y será muy frágil y efímera.
Nuevamente el reto está en que podamos conectar con nuestra propia experiencia de vida los principios que Covey propone, de manera que podamos tomar otra vez en nuestras manos esa posibilidad de definirnos y definir el mundo en el que vivimos. Fritjof Capra elaboró un esquema en el que muestra la red de los problemas del mundo. Lo curioso es que este gran físico y estudioso de los sistemas coloca las conductas egoístas y competitivas del ser humano como origen de todas esas problemáticas. Y si en ese nivel está el origen del problema, ¿no será buena idea empezar a trabajar con los individuos? Nosotros creemos que sí porque en la medida que nos damos cuenta de que tenemos un destino común con los otros seres humanos y asumimos la responsabilidad de construirlo, nuestras conductas hacia los demás no pueden seguir siendo las mismas y probablemente eso sea el inicio de la transformación que esta humanidad espera con urgencia. ¿Qué descubres de ti mismo en estos capítulos?