"La vida sólo puede entenderse mirando hacia atrás..., pero debe vivirse hacia adelante"
Kierkegaard
Hola:
Aunque la necesidad de tener un propósito y visión futuros nos hace querer seguir viviendo, el comprender que es y ha sido nuestro vivir, nuestra vida sencillamente sería imposible de comprender si no entendiéramos nuestro pasado. Concuerdo con la cita Kierkegaard (filósofo y teólogo danés 1813-1855), padre de la corriente filosófica denominada existencialismo y soporte de varios pensadores tanto de la literatura (Borges) como de la psicología (Rogers) ésta, me hace reflexionar sobre lo efímero de nuestras vidas y que debemos de vez en vez, mirar por el espejo retrovisor hacia nuestros ayeres. Sin embargo "su énfasis en la responsabilidad individual y en la necesidad de encontrar el verdadero ser y el propósito en la vida" también me conducen a motivarme a seguir viviendo soñando y haciendo camino hacia un futuro de esperanza.
El por que de este párrafo inicial se debe a que hoy conocí la triste noticia de que un hermano de uno de mis más preciados amigos - Tito -, falleció el día de ayer y aunque por los medios de redes sociales a distancia - en este caso Whatsapp -, le envié un sentido abrazo no pude comunicarme con el vía celular. Me hubiera gustado tener esa plática pero entiendo no sea el momento y ya lo buscaré más adelante. Esta nota es para él, para aprender a decir adiós y para quien más quiera leerla.
En diciembre pasado murió uno de mis dos cuñados varones, Juan; a quién sigo y seguiré extrañando pues fue un gran amigo para mí en los últimos años de su vida. En ese trance Paola una sobrina psicóloga puso en manos de los hermanos un texto maravilloso "Aprendiendo a decir adiós: cuando la muerte lástima tu corazón de Marcelo Rittner*" y de ahí aprovecho algunos temas o conceptos para este comentario:
1. Debemos dejar que el dolor se presente
2. Hay dos actitudes que podemos adoptar para ayudarnos a través de nuestro propio dolor:
2.1. Estar ahí para alguien más
2.2. Permitirnos vivir libres, sin culpa, sin arrepentimiento y sin tratar de remendar el pasado
3. La vida está hecha para vivirse. Vivirse completamente. Libremente.
Y termina en uno de sus primeros capítulos: "cuando la pena golpea, tenemos la opción de hacernos mejores o más amargos".
Mi experiencia con la muerte - y creo que para nadie -, nunca ha sido agradable pero sobre todo, pienso; por mi egoísmo de seguir teniendo a la persona querida aún en circunstancias no tan positivas o agradables para ella, ese egoísmo me ha hecho perder la perspectiva de que su momento - el del otro -, había llegado y era su tiempo de irse de este mundo físico. Obviamente que el tiempo ayuda si no a olvidar si a atenuar nuestro dolor en el sentido de no tenerlos tanto tiempo presentes.
Sin embargo la lección más grande ha sido aprovechar el tiempo que me quede de vida utilizando ese tiempo en "crecer - como dice Rittner -, en la compasión y tener aprecio por todo lo que la vida nos ofrece". Y además, tomar conciencia de los momentos para vivirlos profundamente, apreciándolos y sobre todo como decía mi Maestra Dra. del Corral, ¡Asombrándome!
Ojalá las lecciones de la muerte, sean lecciones de vida. De una vida mas plena y consciente pero sobre todo una vida con un cariño hacia ese ser nuestro, las personas a nuestro alrededor y todo lo que ello representa.
Los quiere
Enrique
P.D. Pude hablar con Tito hoy, y darle un sentido abrazo a la lejanía.
Mañana les hablaré de Morrie.
Kierkegaard
Hola:
Aunque la necesidad de tener un propósito y visión futuros nos hace querer seguir viviendo, el comprender que es y ha sido nuestro vivir, nuestra vida sencillamente sería imposible de comprender si no entendiéramos nuestro pasado. Concuerdo con la cita Kierkegaard (filósofo y teólogo danés 1813-1855), padre de la corriente filosófica denominada existencialismo y soporte de varios pensadores tanto de la literatura (Borges) como de la psicología (Rogers) ésta, me hace reflexionar sobre lo efímero de nuestras vidas y que debemos de vez en vez, mirar por el espejo retrovisor hacia nuestros ayeres. Sin embargo "su énfasis en la responsabilidad individual y en la necesidad de encontrar el verdadero ser y el propósito en la vida" también me conducen a motivarme a seguir viviendo soñando y haciendo camino hacia un futuro de esperanza.
El por que de este párrafo inicial se debe a que hoy conocí la triste noticia de que un hermano de uno de mis más preciados amigos - Tito -, falleció el día de ayer y aunque por los medios de redes sociales a distancia - en este caso Whatsapp -, le envié un sentido abrazo no pude comunicarme con el vía celular. Me hubiera gustado tener esa plática pero entiendo no sea el momento y ya lo buscaré más adelante. Esta nota es para él, para aprender a decir adiós y para quien más quiera leerla.
En diciembre pasado murió uno de mis dos cuñados varones, Juan; a quién sigo y seguiré extrañando pues fue un gran amigo para mí en los últimos años de su vida. En ese trance Paola una sobrina psicóloga puso en manos de los hermanos un texto maravilloso "Aprendiendo a decir adiós: cuando la muerte lástima tu corazón de Marcelo Rittner*" y de ahí aprovecho algunos temas o conceptos para este comentario:
1. Debemos dejar que el dolor se presente
2. Hay dos actitudes que podemos adoptar para ayudarnos a través de nuestro propio dolor:
2.1. Estar ahí para alguien más
2.2. Permitirnos vivir libres, sin culpa, sin arrepentimiento y sin tratar de remendar el pasado
3. La vida está hecha para vivirse. Vivirse completamente. Libremente.
Y termina en uno de sus primeros capítulos: "cuando la pena golpea, tenemos la opción de hacernos mejores o más amargos".
Mi experiencia con la muerte - y creo que para nadie -, nunca ha sido agradable pero sobre todo, pienso; por mi egoísmo de seguir teniendo a la persona querida aún en circunstancias no tan positivas o agradables para ella, ese egoísmo me ha hecho perder la perspectiva de que su momento - el del otro -, había llegado y era su tiempo de irse de este mundo físico. Obviamente que el tiempo ayuda si no a olvidar si a atenuar nuestro dolor en el sentido de no tenerlos tanto tiempo presentes.
Sin embargo la lección más grande ha sido aprovechar el tiempo que me quede de vida utilizando ese tiempo en "crecer - como dice Rittner -, en la compasión y tener aprecio por todo lo que la vida nos ofrece". Y además, tomar conciencia de los momentos para vivirlos profundamente, apreciándolos y sobre todo como decía mi Maestra Dra. del Corral, ¡Asombrándome!
Ojalá las lecciones de la muerte, sean lecciones de vida. De una vida mas plena y consciente pero sobre todo una vida con un cariño hacia ese ser nuestro, las personas a nuestro alrededor y todo lo que ello representa.
Los quiere
Enrique
P.D. Pude hablar con Tito hoy, y darle un sentido abrazo a la lejanía.
Mañana les hablaré de Morrie.
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