
Como verán son once diferentes crisis que de alguna manera tuvieron que ver con aspectos sociales, políticos, tecnológicos y a final de cuentas (no sé si en el principio, en medio o al final del círculo, sistémico más bien) económicos; nos llevan a pensar que el mundo lo único que nos muestra es una constante: el cambio.
Pudiera comentárles que a veces estas crisis me fueron benéficas otras para nada, sin embargo y al final de cuentas y por ello el comentario, aquí estamos para lo que necesitemos hacer (espero juntos).
Esta introducción es para llegar a una lectura muy reciente que hice – este domingo pasado -, en el último Newsweek – octubre 20, 2008 -, http://newsweek.com/, titulado “The Bright Side” por Fareed Zakaria donde habla de los errores que han venido cometiendo nuestros vecinos estadounidenses por ya más de dos décadas en donde el consumismo a ultranza, la falta de ahorro, el pensamiento a corto plazo, el tremendo endeudamiento – cada hogar norteamericano cuenta en promedio con 13 tarjetas de crédito y el 40% de ellas tienen un balance negativo o sea deuda, cuando este porcentaje en 1970 era de tan sólo el 6% y, en términos de dinero esta deuda en 1974 representaba $680 mil millones de dólares y hoy día representa 14 billones de la moneda americana-; todo ello arrastrando a las diferentes economías de practicamente todos los paises del orbe, amerita un espacio, un momento de reflexión: ¿Qué han y hemos hecho mal? ¿Qué hemos hecho bien? ¿Qué pudiéramos hacer?
Warren Buffet – comenta Zakaria -, tiene varios dichos y uno de ellos referente al apalancamiento (por medio de deuda obtener fondos), dice que precisamente “El apalancamiento es la única manera en que un tipo inteligente puede quebrar… sí haces cosas inteligentes eventualmente te volverás muy rico, pero si utilizas el apalancamiento y haces una sola cosa mal, pudiera ser tu perdición, porque cualquier número por cero te dará cero”.
A final de cuentas y como Fareed nos dice “no hay comida o lunch gratis”, si tú realmente quieres algo debes pagar por ello. Las deudas por si mismas no son malas si se utilizan responsablemente y para generar inversión y no nada más gasto en consumo.
La enseñanza más grande es que no hemos aprendido a ahorrar y a invertir ni como países ni como individuos y, adicionalmente el no ser borregos y seguir al vecino que se endeuda y gasta superfluamente.
Las reglas en el futuro cercano cambiarán y serán más estrictas en cuanto a financiamientos se refiere, aprovechemos esta oportunidad para poner en orden la casa y replantear nuestros conceptos de riqueza pero sobre todo pensando en el bienestar común.
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