Aristóteles
La palabra estadista de conformidad a la Real Academia Española proviene de estado (Curiosamente de esta palabra no se conoce con exactitud su origen. Desde el punto de vista jurídico – político se podría afirmar que equivale a la Polis o ciudad – estado de los griegos. Sin embargo no es sino hasta la edad media cuando por primera vez surge el nombre o palabra statí: estado, término acuñado por Maquiavelo. Por la costumbre y los estudiosos del derecho los elementos del estado son: el pueblo, el territorio y el poder)
Luego, estadista significa:
1. com. Persona que describe la población, riqueza y civilización de un pueblo, provincia o nación y
2. com. Persona con gran saber y experiencia en los asuntos del Estado.
Tomando en consideración a la segunda ascepción, me pregunto que tanto saber y experiencia tienen la mayoría de nuestros congresistas, quienes se supone deben ser no tan sólo nuestros representantes (¿Alguno de ustedes conoce a su diputado de distrito o, al federal?) sino personas preparadas para legislar y guiarnos hacia un bien común, hacia una sociedad más justa y equitativa y hacia un país con un mejor futuro.
Es muy difícil acceder a o conocer los niveles de educación de nuestros legisladores – léase diputados y senadores -, y aún más, conocer realmente de sus capacidades, pero si lo analizamos desde el punto de vista de lo poco que han realizado hasta hoy durante su gestión (más de 10 meses para un reforma energética pírrica por citar un ejemplo y lo faltante en materia de seguridad, política y estado – como es el caso de los candidatos independientes y de la reelección de estos puestos -; fiscal, etc.), pues nos vemos en la encrucijada de no tener un país que mire con diferentes ojos a un futuro que por el momento se ve turbulento y que desaría pudiéramos tener otro tipo de gobierno y de estado de derecho para poder hacerle frente a ese futuro de una manera más efectiva.
Realmente el argumento que esgrimo es la falta de estadistas, de personas con gran saber y experiencia pero sobre todo con un amor a México a toda prueba y con deseos de llevar a nuestro pueblo a un mejor mañana sin buscar unicamente los deseos y egoismos de una agenda meramente personal. ¿Pensarán en nuestro bien?
Razonando y analizando diversos pensamientos de columnistas de la vida mediática nacional como por ejemplo al analista político Lorenzo Meyer nos dice en el periódico Reforma del 24 de octubre de 2008 y en su columna Agenda Ciudadana http: “México ha llegado así a un tiempo donde el poder se ejerce sin proyecto. La oposición de izquierda esbozó uno alternativo pero al cerrársele el camino a la Presidencia cayó en un aparatoso conflicto interno que la aleja aún más del poder. Pero ¿es viable nuestro país sin un gran proyecto que despierte la imaginación?”. Aquí Meyer nos hace reflexionar acerca de la importancia de no sólo tener un sueño, una visión de país sino de un proyecto de nación – pienso bien planeado, bien acordado y consensado y obvio bien ejecutado e implementado con sus adecuadas retroalimentraciones en tiempo para ir austando y mejorando -. ¿Dónde está?
Sergio Sarmiento en su columna Jaque Mate http://www.reforma.com/editoriales/nacional/468/934341/default.shtmy%20, en el mismo periódico pero de fecha 23 de octubre de este año nos dice: “En el caso de México, el que el Senado haya sacado una reforma petrolera tan debilitada como la que seguramente hoy aprobará es parte de la razón del pesimismo de los inversores. Los observadores de la economía mexicana saben que se necesitaba una reforma mucho más de fondo para revertir el descenso de la producción y el aumento en la importación de petrolíferos, gas y petroquímicos. El paquete del Senado es tan débil, sin embargo, que lo más probable es que genere poca o ninguna inversión adicional. La reforma ratifica que nos convertiremos en importadores netos de hidrocarburos y, más adelante, de petróleo crudo”.
¿Cómo lograr sortear unicamente estas dos problematicas planteadas? Una la falta de un proyecto nacional la otra, de una reforma que no sabemos si nos ayudará o no nos ayudará. Siempre ronda en mí la necesidad de contar con datos e información fidedigna y confiable acerca de estas distintas problemáticas, ¿Dónde están? Se nos dice que no tenemos recursos y después se nos informa se construirá una refinería (¿Dónde y por que hoy si es ya necesaria cuando ésta nos redituaría 4 – 5 % de utilidades contra 300-400% del crudo?), que no contamos con la tecnología para perforar pozos en aguas profundas (¿Será esto cierto?), que de 10 propuestas del PRD se aprobaron entre 6 y 8 y aún así López Obrador continúa con su resietencia pacífica (¿No sería mejor hacer una lista de puntos propuestos y aprobados por los partidos y “palomear” los ya resueltos y analizar uno a uno los de difícil olución o acuerdo consensado?).
¿Serán nuestros legisladores capaces de atacar estas reformas? ¿Quiénes conforman las distintas comisiones? ¿Son expertos en sus temas? ¿Se acercan a quienes si los son? ¿Los escuchan o sólo ven por sus propias agendas?
Tal vez los estadistas existieron en la antigua Grecia, tal vez hoy día estén surgiendo algunos en nuestro México, ¿Dónde están? Nos hacen falta, mucha falta.