jamás se volverá a sentar en una estufa caliente,
pero; tampoco se volverá a sentar sobre una estufa fría"
Mark Twain
Empecé con este dicho de este magnífico escritor anglosajón debido a que leyendo el artículo de Joseph S. Nye, Jr. en el último número de Harvard Business Review (HBR) de noviembre de 2008 “Smart Power” o “Poder Inteligente” (http://harvardbusinessonline.hbsp.harvard.edu/hbsp/hbr/articles/article.jsp?ml_subscriber=true&ml_action=get-article&ml_issueid=BR0811&articleID=R0811B&pageNumber=1); la reflexión que me hace pensar es que la experiencia, nuestra experiencia no lo es todo. ¿Cuántas veces no actuamos con base en ella? Consideramos que el mundo que hemos vivido y experimentado continuará siendo el mismo y que las soluciones que fueron buenas en el pasado continuarán siéndolo en el presente y el futuro. ¡Qué errados estamos!
Además del análisis contextual o del medio ambiente en que nos encontremos en cada situación, las herramientas a utilizar para tener un liderazgo real, efectivo y – desde mi punto de vista – liderazgo en toda la extensión de la palabra es decir, no utilizando ningún tipo de coersión o de manipulación (por ello el liderazgo es tan complejo e interesante); comprenden a:
· la atractividad,
· el carisma,
· la visión y
· sobre todo la comunicación
A este tipo de herramientas Nye les denomina “Poder Suave” y comenta deberán de combinarse con el “Poder Duro”. Sus comentarios son ambivalentes por una parte dice que el poder suave llevaría a otras posiciones políticas diferentes a los estadounidenses (sobre todo tratándo de ganarse a la gente joven lejos del terrorismo, pero por otra parte dice “la coerción – el poder duro -, es absolutamente necesario para una democracia para derrotar al terrorismo”; sinceramente dudo este sea un buen camino o la solución a un mayor terrorismo intentando contrarestarle con una mayor fuerza coercitiva el resultado será una escalada aún mayor de terrorismo. Para ejemplos ahí están Hamas y los israelítas, años y años de conflictos y no pueden resolverse por medio de la fuerza.
Otros aspectos de su artículo merecen comentarse, el poder suave – dice él -, es bueno pero no en sí o por si mismo. Sólo es bueno si se utiliza con un buen propósito. Me pregunto ¿Qué significa un buen propósito? Si las partes – colaboradoras y líderes – están de acuerdo en los fines comunes y éstos son eticamente válidos los propósitos debieran ser válidos. Claro está con el ejemplo que indica (Hitler) pues un pueblo entero se vió manipulado – y lo aceptó – y ello no era con un buen propósito. El propósito es muy importante pero debe ser compartido por el líder y sus seguidores además de ser un propósito ético.
Algo muy interesante para reflexionar es que si yo como líder actúo de buena fe y con un propósito moralmente válido el poder duro – como le llama Nye a la coersión y al abuso del poder legalmente aceptado -, no sería realmente necesario, es más el “poder suave o incluso el poder inteligente” realmente no se necesitarían denominar “poder” ya que sería una unión de voluntades distintas en pos de un fin común. Para Nye el poder inteligente – combinación de poder duro y sauve determinados por un contexto -; como el utilizado por Teddy Roosevelt, pudiera ser la panacea para nuestras crisis actuales.
Más adelante en su artículo menciona que para el género femenino es mucho más difícil ejercer el poder suave (¿?), para mí, las mujeres ¡Lo ejercen todos los días! Creo que mucho depende del contexto que él maneja: primeras ministras o personajes encumbrados de la política internacional y obviamente los paradigmas machistas; aún así, pienso que las mujeres tanto como los hombres tienen cualidades similares y que lo que realmente hay que hacer es conocernos a nosotros mismos y entrenar e ir mejorando las habilidades de liderazgo de que tanto se ha hablado a lo largo y ancho de los estudios de este tema tan apasionante (introspección, autodirección, escucha y asertividad, sinergía, comunicación, trabajo en equipo, etc.).
La sección donde toca el tema del poder suave y que este no es factible utilizar en la política – de conformidad a un cuestionamiento que hace a una congresista estadounidense -, me parece de una visión muy corta y me da fundamentos para pensar el porque los estadounidenses por medio de este tipo de congresistas no han hecho mas que generar una imagen de personas prepotentes y que la única forma que ven - y tristemente utilizan -, para resolver un problema no de acuerdo a sus puntos de vista, es la fuerza.
Me parece muy interesante el comparativo que hace de la política y de los negocios acerca del conocimiento que ambos tienen acerca del poder. Los negocios y su administración según Nye utilizan con mayor frecuencia e inteligencia el poder suave pues tienen conciencia de que es a través de organizaciones conformadas por redes sociales cada día jerárquicamente más planas como pudiera llevarse a un mejor término la dirección de los grupos humanos.
Al finalizar su artículo realiza ciertas sugerencias dirigidas al próximo presidente de Estados Unidos y el sentido que les da es interesante: utilizar el poder inteligente para cambiar la imagen y el rumbo que tiene su país actualmente. El ser más incluyentes y arreglar diplomaticamente sus relaciones con paises como Afganistán, Iraq e Irán. Hacer mas viajes a oriente y llevar a cabo políticas con una visión de relaciones a largo plazo y de mucho mayor esperanza. Esperemos así sea.
Existe una línea muy fina, una frontera realmente tenue entre los conceptos y las filosofías que enmarcan al poder y al liderazgo. Realmente creo que el verdadero liderazgo no necesita del ejercicio de ningún tipo de poder, entendido éste; como subyugación del otro vía la fuerza, la coersión o manipulación. Pero, si necesita del poder personal, de la voluntad de entenderse y conocerse uno mismo, del deseo de que de dentro hacia fuera de nosotros surja la intención real de buscar por medio de relaciones sanas, de entendimientos mutuos, de confianza y de visiones compartidas, construir y lograr objetivos comunes mediante acciones concertadas.
El liderazgo no es poder, es un sentido positivo de vida en la búsqueda de un bien común.
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