jueves, 22 de enero de 2009

Obama y la Generación de Expectativas


Los últimos días hemos estado viviendo un estado emocional completamente diferente al de los meses finales de 2008, con la llegada de Barack Obama a la presidencia del todavía país más poderos del orbe y sobre todo con su toma de protesta de ayer; el mundo – y muchos de nosotros -, se ha formado una serie de expectativas que no necesariamente serán cumplidas o incluso viables. Pero, ¿De dónde surgen las expectativas? ¿Son meros sueños, buenos deseos o idealizaciones? ¿Se deben a factores como el carisma del nuevo presidente estadounidense o a la falta de esperanza, o a ambos?
Una expectativa es una formación mental de un deseo, algo que queremos suceda, la “esperanza de realizar o conseguir algo” como bien lo dice el Diccionario de la Lengua Española pero también y dentro de esta obra la “posibilidad razonable de que suceda algo”. De ésta última definición proviene mi preocupación, ¿No estaremos esperando demasiado de un solo ser humano? Y,¿ Nosotros que responsabilidad tenemos? ¿Cuáles son las posibilidades razonables de cambiar la crisis que tenemos enfrente?
He leido desde a una Guadalupe Loaeza hasta un Jesús Silva Herzog, de un Sergio Sarmiento a Catón y visto muchos noticieros y casi todos coinciden en decirnos o comentarnos que vendrán desengaños y desesperanzas, frustraciones y aciertos pero sobre todo que llevará tiempo el comenzar a ver frutos de acciones como errores y correcciones de rumbos.
¿Tendremos la capacidad de esperar?
¿La esperanza irá ligada a la paciencia? El estado de ánimo donde se nos presenta como posible lo que anhelamos, lo que deseamos; puede ser sostenible mientras vayan dando resultados ciertas acciones que busquen detener la crisis en que estamos inmersos, pero:
¿Qué tanto puede ser y debe ser atribuido a un solo ser humano?
Erich Fromm en su magnífica obra “La Revolución de la Esperanza” nos decía que sus esperanzas se basaban en los siguientes factores:
1) “El sistema social presente puede comprenderse mejor si se vincula el sistema “Hombre” con el sistema entero
2) La creciente insatisfacción con nuestra actual forma de vida, con su pasividad y su silencioso aburrimiento, su abolición de la vida privada y su despersonalización, aunada al ansia de una existencia dichosa y significativa…”
La profundidad de sus esperanzas me hacen reflexionar en nuestra situación presente y me pregunto ¿Hemos vinculado al sistema “Hombre” con todo el sistema? Los hechos nos demuestran lo contrario: un mundo ecologicamente en decadencia, una crisis financiera ligada a redes globales donde un solo actor o país ya no puede por sí sólo hacer posible una recuperación viable, el ser humano insaciable pero a la vez cansado de la búsqueda diaria de una “felicidad material” hacia una “existencia dichosa y significativa”.
Tal vez estemos poniendo sobre los hombros de una sola persona demasiado peso, pensemos como le ayudamos haciendo de nuestra labor diaria un ejemplo de valores, de mejora y sobre todo de apoyo a nuestros semejantes vía un trabajo personal de perfeccionamiento constante.
El liderazgo heroico ya no es viable. En un mundo de tal forma interconectado ya no es posible voltear a ver o buscar la esperanza en una sola persona por más que este sea el presidente del país más poderoso del orbe, más bien volteemos hacia nuestro interior y mejoremos y apoyemos a esa construcción y a esa renovación de nuestro alrededor.
Nuestras acciones deberán ser reflejo de nuestras palabras, nuestra congruencia deberá mostrar el camino.
Es bueno tener expectativas, soñar con un futuro mejor y luchar por aquellas soluciones que creemos viables y convenientes pero para el cambio la fuerza reside en cada uno de nosotros.

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